Obra pública

CARACOL
13 x 5 x 4.5 mts
Hierro Oxidado y Concreto
2002 - 2005
Barranquilla
CARACOL
Escultura Pública - Barranquilla
La artista samaria Teresa Sánchez participa en el Proyecto de Arte Publico del Caribe –que lidera el Centro Cultural Cayena de la Universidad del Norte- con una escultura que condensa los valores que han convertido su trabajo en uno de los más reconocidos y particulares dentro de la tridimensionalidad creativa de los últimos tiempos en Colombia. La artista se ha distinguido especialmente por la pulcritud de sus obras, por la austeridad de sus planteamientos, por su conciencia de los materiales y por su visión reductora pero enfocada en la esencia de los elementos; son estas precisamente las cualidades mas reconocibles en el trabajo que ha propuesto y construido para el espacio publico barranquillero.
En sus inicios Teresa Sánchez fue una artista definitivamente abstracta, es decir, su trabajo brotaba de sus raciocinios e imaginación sin ninguna referencia al mundo real. Sus primeras obras –como la que presentó en el Salón Atenas de 1984- estaban constituidas por varias piezas de madera que, pintadas de colores contrastantes y ubicadas a predeterminados intervalos, conformaban planteamientos geométricos de indiscutible unidad. El muro se involucraba en los trabajos al constituir, más que su soporte, el elemento que relacionaba o unía una parte de la obra con otra, pudiendo argumentarse que se trataba de trabajos premonitores de las instalaciones, ya que en su consideración era indispensable tener en cuenta el espacio circundante.
Mas adelante la artista eliminaría el color y dejaría la madera a la vista, y sin abandonar el raciocinio geométrico comenzaría a evocar algunas formas de la naturaleza. Dicho de otra manera, su producción paso de la abstracción sin referentes a una abstracción en la cual el mundo natural se constituye en modelo o inspiración, pero altamente estilizado y reducido a su más rigurosa simplicidad. Podría argumentarse igualmente, por supuesto, que su trabajo se internó a partir de ese momento en la figuración, aunque prescindiendo de todo lo accesorio, desechando lo superfluo, y concentrándose solo en aquellos rasgos esenciales para la identificación de los sujetos, y que, por consiguiente, como las más complejas y enriquecedoras obras de arte, su escultura permite diversos ángulos de análisis, disímiles lecturas, apreciaciones diferentes, de acuerdo al color del cristal con que se mire…
Pero su obra se inscribe a todas luces en los parámetros de la modernidad. Se trata de una obra concatenada y lógica, resultado de un raciocinio creativo en el que se puede identificar la búsqueda incesante de originalidad y de un lenguaje visual particular, adaptable a sus intereses expresivos. En ese sentido, es evidente que la forma y contenido de sus obras son complementarios, como es meridiano que la estética, es decir, una tendencia hacia la armonía y la perfección, se cuenta entre sus cualidades más sobresalientes. Paradójicamente, a pesar de su coincidencia con los principios progresistas y racionales e la modernidad y no obstante referirse a elementos tan específicos y terrenales como la fauna y la flora nacionales, el carácter ascético y el orden e idealismo de sus obras les confieren aura espiritual, una pureza casi mística.
Para Barranquilla, para el espacio publico de esta alegre y entrañable ciudad, la artista ha erigido un gran caracol de cinco metros de altura que unido al pedestal de ocho metros hace de esta obra una de las piezas modernas de mas aliento instaladas hasta el presente en una urbe Colombiana. La base de la cultura es parte integral de la obra y fue diseñada para resaltar la forma del caracol, para contrastar con él, razón por la cual ha sido realizada en hierro oxidado, en tanto que el caracol ha sido construido en concreto. A pesar de su rigor y simplicidad, es perfectamente legible el espiral del caracol, una forma que a simbolizado el infinito y el eterno retorno en distintas culturas y capítulos de la historia y a través de la cual se han significado también el recogimiento y la meditación.
Pero el caracol es además un claro símbolo de la Costa, es decir, de la región natal de la artista y de la ciudad para la cual fue diseñada la obra. Y al aludir el entorno de la sociedad costeña y a un aspecto tan rico y singular en la región Caribe como su fauna, la artista no solo hace evidente una actitud alerta a los alcances de sus propias experiencias, sino que pone de relieve una consideración del arte unida con su contexto, con las circunstancias de la sociedad que aspira a expresar y hacia la cual están dirigidos sus ímpetus creativos.
Barranquilla ha decidido engalanar su espacio público, pero no de cualquier manera sino invitando a intervenirlo a artistas como Teresa Sánchez, cuyo trabajo constituye un acicate para los sentidos y un claro estímulo para la imaginación.
Eduardo Serrano