Instalaciones

CARDUMEN
Dimensiones variables
Pino torneado
1992
INSTALACIONES
Teresa Sánchez ha reunido para esta exposición seis obras que se caracterizan por ser grupos de piezas -en cuatro casos, únicas- que constituyen verdaderos conjuntos y que por su disposición en el piso -con una excepción- conforman lo que hoy se conoce por instalaciones.
Los grupos de piezas únicas de madera son: “Cardumen”, de 1992; “Corales”, de 1996; “Espinas”, de 1997 y “Río”, de 1999. Cada uno de estos conjuntos es bien distinto: el primero reune un buen número de pequeñas piezas ahusadas, ligeramente separadas, que no solamente aluden a un banco de peces, sino que muestra con claridad la noción de movimiento, de recorrido, de migración. “Corales” tiene sobre una base común numerosos elementos de maderas torneadas, a manera de conos truncados, que integran una abigarrada acumulación. “Espinas”, una obra para pared, está constituída por diez piezas de formas y tamaños diferentes que, además, pese a sus diversas orientaciones y separaciones en el muro, establecen un verdadero todo. Y “Río” es un largo continuo de muchos elementos alargados y torneados que recuerda el movimiento fluvial que nunca se detiene.
Los dos grupos restantes los constituyen la reuniones de varios múltiples realizados , el primero: “Estrellas de Mar”en aluminio fundido, de comienzos de los noventa y el segundo: “Nísperos” en aluminio y bronce fundidos , de 1996-1998. Aunque son piezas en serie, cada una de estas pequeñas esculturas no deja de tener una evidente presencia artesanal, algo que busca la artista que siempre quiere que su producción recuerde el trabajo manual. Viendo estos conjuntos salta a la vista la enorme distancia que existe entre un obra de fabricación normal, carente de alta tecnología, y una instalación, para citar un solo caso, como “El kilómetro roto”, de 1979, de Walter de María, en la que el artista desplegó quinientas barras de bronce impecablemente pulidas, brillantes y exactas, cada una de dos metros de longitud.
Uno de los conjuntos de más alta calidad de esta muestra es “Espinas”, presentado en el Salón Regional de la zona central del país y realizado a fines de 1997. Este trabajo fue rechazado para el Salón Nacional de 1998. Era casi imposible que una instalación arduamente trabajada, de formas nítidas y refinadas y hermosamente dispuesta en una pared del desapacible edificio de la antigua Estación de la Sabana fuera tenida en cuenta en una época en que cierta crítica prefiere inexplicablemente obras improvisadas, descuidadas y ajenas a cualquier noción de buen gusto.
Teresa Sánchez con esta exhibición confirma que está en la madurez de su producción. Sus esculturas abstractas mantienen el contacto con el mundo real, especialmente con las formas naturales, y dejan ver, como de costumbre, una elaboración disciplinada y racional, aunque nunca carente de una fina sensibilidad.
Germán Rubiano Caballero