Teresa Sánchez - 1998

SIN TÍTULO
20 x 159 x 20 cm
Hierro Fundido y Madera Marfil
1996 – 1998
TERESA SÁNCHEZ DINERS 1998
Esta nueva exposición de Teresa Sánchez ha sido realizada entre 1996 y este año que concluye. La mayoría son esculturas de madera, pero hay unas pocas que incluyen algunas partes de metal fundido y también un múltiple que reune dos piezas, una en fundición de aluminio y otra en fundición de bronce. Las maderas, talladas por la misma artista, exhiben un rico surtido: hay nogales, marfiles, nazarenos, caobas, cedros etc.
Este repaso de materiales y la precisión de que son tallas llevadas a cabo por la escultora quieren destacar el trabajo realmente artesanal de la artista que, obviamente, está a contracorriente de muchas “realizaciones” de hoy, pero si directamente relacionado con la producción de muchos escultores modernos que, a partir de Gauguin, desearon retornar al trabajo de la talla en madera; el caso de artistas tan importantes como Brancusi y Henry Moore.
La talla es un oficio arduo, dispendioso. Requiere una gran sensibilidad hacia la madera y por supuesto una gran destreza para quitar y dejar lo que se quiere. El trabajo manual no excluye el gozo por lo táctil y mucho menos la creación que surge necesariamente de la imaginación y de la inteligencia. Aun más, puede descubrirse que a partir de la labor constante y fatigosa las ideas artísticas brotan más rápida y naturalmente.
Las esculturas de esta muestra ostentan evidentemente esa calidad artesanal, ese amor enorme por las maderas y esa ejecución cargada de ideas e igualmente espontánea y sin complicaciones. Es por todo lo anterior que las esculturas de Teresa Sánchez resultan tan sencillas, directas y sin pretensiones. Exhiben generalmente unas formas esenciales, más abstraídas que abstractas y solo ambicionan ser unos objetos nítidos y atractivos tanto para la vista como para el tacto.
Las escultoras de la artista ya han alcanzado una clara personalidad. Se caracterizan porque son principalmente esbeltas y predominan las que se deben adosar a los muros o instalar en el piso o en bases bajas. La mayoría son alargadas y es evidente que son primordialmente superficies extendidas, en las que se destacan los colores de las maderas, los diseños en pequeños relieves, en hendiduras o en bajo relieves muy someros recubiertos de arena y finalmente los ensamblajes perfectos. Esta descripción resalta que las esculturas de Teresa Sánchez no están demasiado alejadas del mundo de la pintura - hay que recordar aquí que la artista comenzó su obra realizando acrílicos sobre maderas de diferentes formatos geométricos - . Por eso se dijo atrás que las piezas de la escultora cautivan a los ojos y a las yemas de los dedos. Aunque las esculturas tienen que ver con la vista y el tacto es cierto que los trabajos de la artista “entran” por la mirada e invitan después a su recorrido manual e incluso, en el caso de las pequeñas, a asirlos y manipularlos.
La mayoría de las esculturas de la exposición podrían relievarse por una u otra razón. Sin embargo hay algunas obras particularmente importantes; por ejemplo: “Gran espina” - nogal y marfil - y “Ovalo”, en las mismas maderas, por la talla, la elegancia y diseños precisos; “Flor” - nogal y aluminio fundido - por la bella integración de los materiales y colores y por ser la única pieza que fue concebida para pender; “Fruto” - marfil y nazareno - por las formas geométricas y la composición simétrica; “Rayador” - caoba y marfil - por el trabajo laborioso y fino trabajo de elementos apuntados que establecen una verdadera zona texturada - recordando lo “pictórico” de la producción -; “Níspero II” - marfil y nogal - por la impecable composición de la pequeña esfera y la semiesfera que la alberga y “Sin Título” - cuatro piezas de cedro macho - por las ricas variantes de los elementos opacios y de los vanos intercalados.
Gernán Rubiano Caballero