Ondulaciones - 2006

SIN TÍTULO
5 x 295.5 x 5.5 cm
Madera Nogal
2006
ONDULACIONES 2006
Poco después de egresar de la Facultad de Artes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, presentaba Teresa Sánchez su primera muestra individual en el Centro Colombo Americano. A esta exposición seguiría la invitación a participar en el Salón Atenas (Salón IX, realizado en 1984), evento de gran visibilidad, aunque polémico, en parte, debido a que se centraba, principalmente, en presentar el arte joven de línea más audaz. En esa ocasión, Teresa Sánchez participó con un grupo de trabajos de las mismas características que los presentados en el Colombo, esto es, piezas de pared realizadas en madera pintada y construidas a partir de elementos geométricos rectilíneos. En estas obras el color, siempre primario, ocupaba un puesto tan preponderante como la geometría. Las formas, en riguroso desarrollo, jugaban en alternancias de vacíos y llenos, ritmos de formas cerradas y abiertas, estrictamente abstractas.
En este momento, elementos que serán característicos del trabajo de Teresa Sánchez se hacen visibles, como lo son la severidad con la que aún el mismo color es tratado, así como la adopción de una gramática en la cual la forma, ritmada por el vacío, señala fundamentales nociones de orden y armo
Casi diez años más tarde, en 1994, en muestra denominada Esculturas, se pone de manifiesto el nuevo derrotero que ha venido asumiendo la artista. Definida por la escultura a comienzos de esa década, desarrolla piezas de piso y de pared, en las que se hace presente un planteamiento definitivamente instalativo, en el que, por otra parte, investiga diversas técnicas, tales como la fundición en aluminio, la fundición en hierro y la talla. Para este momento, la madera pintada y la pintura acrílica han sido abandonadas para dar paso a los colores propios de cada material en un afán cada vez más esencialista. En este momento, parecería claro que el material y el dotado manejo del mismo, característico de Teresa Sánchez, forman parte central de la imagen de mundo que procura trazar la artista, en una tradición que involucra al esencialismo místico de Brancusi, a Mondrian tanto como a los Concretos del Brasil. Un sistema en el cual, la pura fenomenología del objeto requiere que los elementos formulados por éste trasciendan al mundo de las ideas. En trabajos como Estrellas o Erizos, formas simples extraídas de la observación de la naturaleza se establecen en el espacio trabajando en un sentido no jerarquizado y modular.
El módulo, soterradamente presente en su época geométrica, se integra abiertamente al lenguaje de Sánchez. A la manera de un ready made, la forma orgánica es apropiada y posteriormente elaborada en materiales y procedimientos claramente industriales como el aluminio fundido. Es tentador aquí establecer una filiación entre la obra de Teresa Sánchez y aquello que podría denominarse un minimalismo herético, siguiendo la idea de un minimalismo pervertido, explorada por Gerardo Mosquera, en la medida en que la presencia de una sintaxis minimalista es perturbada por elementos orgánicos, elaborados de forma artesanal, de provocada sensualidad. En general, aquí abunda la introducción de tensiones y de perturbaciones a una lectura impoluta y unidireccional de la obra, difícilmente percibida como pura forma y pura corporeidad. Estas características, presentes ya en la obra de la artista, poco a poco se irán intensificando.
Aguja II, de 1996, es una pieza realizada sin ensamblaje alguno, en la que dos formas se entrecruzan: un anillo de madera y una espina. Más se asemeja esta aguja a la lanzadera de un telar industrial o a una aguja de zapatero o de pescador que a una aguja doméstica. En Aguja II muestra la artista un repertorio ampliado de elementos de estudio, algunos decididamente provenientes de la industria, en donde ésta es observada no en su faceta prepotente y espectacular, sino más bien, desde su asimilada insignificancia e invisibilidad.
Desde ese lugar puede ser vista la obra Corales realizada en 1999, que, tanto se puede ajustar a los términos que alude su nombre como a elementos objetuales seriados empleados en la industria textil.
En diversas ocasiones se ha hablado de la capacidad de síntesis de Teresa Sánchez. Marta Rodríguez alude a una peripecia en la que la lógica del menos es más, es puesta en práctica por la artista1. Hay otro ámbito en el cual, la observación atenta de la naturaleza conduce a la producción de diseño y de forma, la orfebrería y alfarería precolombinas. Los diversos grupos lingüísticos observan el pasaje del registro del elemento natural al objeto manufacturado. Las sintéticas interpretaciones de calabazos, mazorcas, semillas, gatos, ranas, aves, pasan sin solución de continuidad, a la observación del trazado de una cesta o a la urdimbre de una hamaca2. Igual señalamiento podría hacerse tratándose de la artesanía vernácula y sus interpretaciones del mundo natural tanto como de los artefactos.
A la lógica descrita arriba obedece la pieza Rayador de 1997, ejemplo más bien aislado en la década del 90, pero, en cambio, caso preponderante en las obras realizadas entre el 2002 y el 2003, presentadas en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, en respuesta a invitación generada desde mi curaduría. Aquí, la alusión a las herramientas del arquitecto, pero más aún, a las del albañil, son motivo de observación. Títulos como Péndola, Soporte, Cuña o Canal son bastante sugerentes.
Esta muestra marca un hito en la producción de Sánchez en varias direcciones. Por una parte, la obra, normalmente identificada por piezas de medio y pequeño formato, siempre adosadas, cobra envergadura, se vuelve exenta o se relaciona con las superficies, la pared, el piso, de una manera ya no dócil: Péndola cuelga del techo de una manera extraña, ejerciendo una tensión entre su volumen aligerado, amenazador en su inestable régimen pendular. Mientras, Soporte, obra que prefiero imaginar como pieza de esquina, se opone a la pared, ejerciendo de contrafuerte, en un paradójico exiguo punto de contacto. Por otra parte, a diversidad de lo que venía ocurriendo desde 1990, las usuales alusiones al mundo natural aquí prácticamente son inexistentes.
En su última exhibición denominada Ondulaciones, presentación reciente de su laboriosa producción de los dos últimos años en las salas del primer piso de la Galería Casas Riegner, continúa Teresa Sánchez la línea trazada en la exposición del 2003. La pieza central de la muestra sin duda es Sin título, instalación constituida por 20 columnas de madera trabajadas en piezas sin ensamble alguno, lineales, ondulantes, extraordinariamente simples en su forma. Los elementos verticales conforman un dibujo sin papel, un dibujo en el espacio establecido por la simplicidad de la forma y el juego de los vacíos. En esta y las demás piezas presentes en la muestra, el espacio arquitectónico se marca, se visibiliza, haciendo, por otra parte, sensiblemente evidente la convivencia de las formas en el espacio con el cuerpo del espectador.
Con esta muestra, Teresa Sánchez parece incrementar un grado más su capacidad de síntesis, de eliminación de lo accesorio o lo prescindible. Las obras, marcadamente verticales o drásticamente horizontales, se definen como dibujo, como grafismo que señala la pared, el piso, aquello que se conforma como lo otro de la obra. Las obras, altamente lineales, casi caligráficas, como signos inquietantes habitan las paredes y el piso. Cada una de las piezas que compone la exhibición defiende con austeridad su corporeidad, su capacidad de emitir significados sutiles, desenvolviéndose en una materialización nerviosa, asimétrica e impredecible.
Ana Maria Lozano --------------------------------------------------------------------------------[1] Marta Rodríguez, Catálogo “Formas esenciales”, Museo de Arte Moderno de Bogotá, 2003
[2] Un artista que se ha interesado por establecer una arqueología de las formas protoindustriales en el país es Germán Botero, quien, por otra parte, logra unir el interés por el objeto. Desde el diseño industrial, Jaime Gutiérrez Lega será un investigador constante del objeto de diseño.