Mutaciones Naturales - 2001

SEMILLA IX
117 x 23 x 13 cm
Madera Cedro Puerto Asís y Madera Amarillo Comino
2000 – 2001
MUTACIONES NATURALES 2001
Texto1
Teresa Sánchez hizo claro desde sus inicios como artista que forma, textura y material serían los hilos conductores de su producción escultórica. Su trabajo hace manifiesto ese propósito -tan apreciado en los ámbitos de la modernidad- de reducir el arte a lo esencial liberándolo de todo lo superfluo. Pero aunque algunas de sus obras permiten vislumbrar cierta deuda con la geometría y patentizan una simplicidad extrema, casi abstracta, su producción se mantiene dentro de la tradición figurativa puesto que la representación del mundo visible rara vez ha dejado de contarse entre sus metas.
Las obras que presenta en esta exposición aluden a flores y semillas estableciendo una estrecha relación entre sus formas y la madera, el material igualmente orgánico en que se hallan trabajadas. No es extraño, por consiguiente, que su producción haga perceptible una gran coherencia formal y conceptual, ni que -a pesar de que algunas de sus piezas se hallan compuestas por segmentos diferenciables y hacen gala de salientes y protuberancias- una notable cohesión se cuente entre sus más notables características. Para algunos de sus últimos trabajos la artista ha producido también los pedestales correspondientes, haciendo aun más unitaria su presentación y más patente la integridad de sus estilizaciones.
En la realización de aquellas piezas de exposiciones anteriores que combinan materiales naturales e industriales, la artista ha acudido a talleres de fundición donde se han producido las secciones en hierro o aluminio. Pero en esculturas como las de la presente exposición, elaboradas exclusivamente en maderas de distintas consistencias y colores, la artista sólo recurre al carpintero y al sinfín para plantear el comienzo de sus formas. El resto de cada pieza, su definición y terminado, son ejecutados manualmente por la artista quien --utilizando herramientas como el formón y el cepillo de vuelta-- desbasta sus ángulos y aristas, decide su forma final, le otorga una especial tersura, y le aplica finalmente la cera que habráde protegerla. Es esta la razón de que en su obra se haga tan notorio un profundo sentido de la calidad de la madera y un inmenso e incontenible deleite en su manipulación.
Todos los trabajos de Teresa Sánchez ponen de relieve los rasgos más definitorios de la modernidad. Su producción, por ejemplo, es concatenada y lógica, resultado de un raciocinio creativo en el que cuentan fundamentalmente: la originalidad, el cambio, el experimento y la concepción de un lenguaje visual propio y adaptable a sus intereses expresivos. En ese sentido es evidente que la forma y contenido de sus obras son complementarios, como es evidente que la estética, es decir, una tendencia hacia la armonía y la perfección, se cuenta entre sus cualidades más sobresalientes.
Paradójicamente, a pesar de su coincidencia con los principios progresistas y racionales de la modernidad y de referirse a elementos tan específicos y terrenales como flores y semillas, el carácter ascético y el orden e idealismo de sus obras les confieren aura espiritual y una pureza casi mística.
Eduardo Serrano
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Texto2
Esta nueva exposición de Teresa Sánchez presenta una selección de esculturas que tienen que ver con flores y semillas. De un trabajo largo, de varios meses, la artista ha escogido algunas piezas -para qué mostrar todo lo que se ha realizado? por qué no mostrar solo lo mejor?- De la serie “Mutaciones Naturales” que parte principalmente de dos obras: “Flor” de 1999 y “Semilla” de 2000.
En un proceso muy coherente cada escultura parece que viniera de la anterior, pero evidentemente es otra por sus elementos, maderas y tamaños. Hay de todos modos las ideas de proceso, de cambio, de tema y variaciones. Siendo todas estas obras recreaciones de la naturaleza, no deja de ser visible al mismo tiempo que estas piezas biomórficas se alimentan de algunas ilustres antecesoras que vienen de Jean Arp y Constantino Brancusi. Del primero han surgido la inspiración vegetal y sobre todo las simbiosis de formas -las “Flores” de la colombiana tienen un cierto parentesco, por ejemplo,, con las versiones de los “Arboles de tazones” del gran francés- y de Brancusi proviene el interés por diseñar el soporte de las esculturas, por ejecutar una base indispensable para cada forma tridimensional superior.
Tal vez la característica más importante de los trabajos más recientes de Teresa Sánchez sea su voluntad de abstracción, su afán de simplificación, su despojamiento de todo lo innecesario. Aquí también hay ecos del excelente rumano fallecido en 1957 y, aunque menos directamente, de varios minimalistas que estuvieron conectados en el comienzo de sus carreras con la obra de aquel maestro ejemplar. Pero la producción de esta escultora ha logrado una innegable personalidad, como puede observarse en esta muestra en la que las “Semillas”, de diversas morfologías, o son unas piezas rechonchas con discretos salientes superiores,o formas más ovaladas con llamativos y largos dientes, o, como en “Gran Semilla”, un prolongado tallo que ascendiendo con elegancia no solo se abulta sino se inclina.
Por lo general, Teresa Sánchez siempre exhibe trabajos exentos y de pared. Esta muestra no ha sido la excepción; sin embargo, resulta interesante destacar que en esta oportunidad las obras murales mantienen los motivos de las libres o exentas, es decir que con facilidad se aprecia que el conjunto de la exposición no es ni abundante, como ya se dijo, ni heterogéneo; es claramente un pequeño grupo pleno de armonía, tan sobrio como coherente. No huelga decir finalmente que a estas cualidades clásicas recién mencionadas también contribuyen el oficio meticuloso y el acabado impecable de todas las esculturas.
Germán Rubiano Caballero.