Formas Esenciales - 2003

CANAL # 2
10 x 200 x 12.5 cm
Madera Amarillo y Madera Nazareno
2003
FORMAS ESENCIALES 2003
Desde comienzos de la década del 80, Teresa Sánchez viene trabajando con madera. En sus primeras obras, más cercanas a la pintura que a la escultura, la madera estaba oculta, se constituía únicamente en el soporte de unos colores absolutamente planos y vibrantes que se organizaban de acuerdo a las normas de una geometría precisa. Con el paso del tiempo su trabajo se fue despojando del color y la geometría fue sustituida por unas formas de carácter más orgánico, lo que le permitió a Teresa Sánchez, nombrar a través de ellas la naturaleza. Surgen así exposiciones que llevan títulos tales como “Orden y naturaleza” y “Mutaciones naturales”, donde encontramos obras llamadas “Semilla”, “Erizo”, “Espina” y “Flor”. Esa evocación al mundo natural se hacía a través de unas “formas esenciales”, título que Teresa Sánchez ha dado a su muestra actual, de manera que este recoge con exactitud lo que ha sido su trabajo escultórico durante los últimos años.
Los retos que enfrenta Teresa Sánchez en este nuevo trabajo son varios y significativos: en primer lugar cada pieza se construyó pensando en el espacio arquitectónico que las va a albergar. Si bien sus obras anteriores siempre han planteado una relación con los muros y con el piso, para esta exposición la altura de la sala (2.75 metros) determina el tamaño de las nueve piezas que conforman esta instalación. La forma de cada una se concibe teniendo en cuenta el recorrido que realiza el espectador en un espacio específico, con características arquitectónicas singulares. De acuerdo a estos requerimientos espaciales, las obras adquieren mayor tamaño, lo que a su vez implica otro tipo de relación con el espectador, ahora a lo visual, se suma lo corporal. Algunas piezas como “Péndola” y “Palanca #1”, alcanzan los 2.57 y 2.40 metros de altura respectivamente, de manera que se pierde el carácter de objeto y se entra en una dimensión escultórica más contundente. Casualmente Teresa Sánchez, con su participación en la Primera Bienal de Arte Público del Caribe del 2002, ya se había enfrentado a este cambio de escala, pues para este evento diseñó una escultura de 13 metros de altura.
Por otra parte la volumetría de las piezas también se enfatiza. En sus trabajos anteriores las obras que se adosaban al muro quedaban completamente pegadas a éste, de manera que unos de sus lados era plano y adquiría un valor más cercano al relieve que al volumen total. En esta ocasión las dos piezas de pared, “Balanza”y “Canto”, quedan suspendidas en el espacio, ligeramente separadas del muro y su parte posterior deja de ser un plano y se convierte en una cara volumétrica, con los que se enfatiza su carácter tridimensional.
Otro aspecto novedoso de su producción actual es que los trabajos dejan de tener alguna analogía con el mundo natural, con lo que de cierta manera se acercan más a la abstracción pura. Los nombres de cada pieza obedecen a la relación que estas establecen con la arquitectura. Por ejemplo, “Péndola”es un elemento vertical de nogal que pende del techo, su forma alargada y su ubicación, sugieren la posibilidad de tener un movimiento pendular. “Soporte”es una pieza que se recuesta sobre el muro estableciendo con este, como lo indica su nombre, una relación de soporte mutuo.
Sin embargo, pese a estos nuevos retos, estas “formas esenciales” mantienen una estrecha vinculación con su producción anterior. Como en otras ocasiones se continúa con la sobriedad que ha caracterizado su obra; también en cada pieza se siente el valor táctil que ha prevalecido en toda su producción; así mismo en la forma y la superficie de cada escultura se conserva esa pasión reiterada por un trabajo manual delicado que pule y da realce al material.
En alguna ocasión, refiriéndome al trabajo de Teresa Sánchez comenté que las piezas de Teresa Sánchez llevan la impronta de la escultura moderna por la limpieza de su forma, por la máxima economía de sus elementos, razón por la que de alguna manera en ellas se realiza aquella famosa frase “menos es más”, que alude a la austeridad minimalista. También en aquella oportunidad comentaba que las diversas piezas de Teresa Sánchez nos ponen en contacto con la esencia de unas formas puras, atávicas, que tal vez se relacionan con manifestaciones de culturas primitivas que a la manera de modelos han hecho posible la estética y el lenguaje del arte moderno. Estas condiciones, prevalecen de forma contundente en su trabajo actual, que como anotaba, ya no hace referencia al mundo natural. Sin embargo estas piezas cada vez más abstractas, lejanamente lo sigue evocando, pero lo hacen en un sentido profundo que va más allá de las apariencias y se relaciona con el significado de la palabra esencia, con lo esencial, en el sentido estricto que puntualiza el diccionario.
Lo esencial se precisa en el diccionario, como una condición ligada a la naturaleza de las cosas, aquello que es permanente, invariable en ellas. También se define como lo más puro, lo más fino, lo más acendrado de una cosa . La esencia es ese algo indispensable, sin lo cual la cosa no sería lo que es. La esencia es una condición inseparable de las cosas.
Como lo decía al comienzo, la madera es una constante del trabajo de Teresa Sánchez. El nogal, el marfil, el amarillo, el nazareno, el cedro se han constituido en la materia prima de su producción, y en ella, como otra constante, se erige un profundo respeto por el oficio y el material utilizado. En su hacer hay una intención explícita de destacar la calidez y la nobleza de la madera y sobre todo nos sorprende la finura con la que trata las superficies. Esa finura que se logra a través de un trabajo lento en el que la lija guiada por la mano, apoyada en el tacto y con la ayuda de la visión, va revelando la belleza de la madera. En ese pulir lento y meditado parece surgir algo acendrado, inherente al material utilizado. Esa esencia puede ser el color: el rojo violáceo del nazareno, la claridad del marfil, la oscuridad del nogal. También lo es la dirección de su vetas y la dureza de cada madera.
Para que estas esencias se manifiesten, Teresa Sánchez acude a unas formas mínimas, unas formas delicadas pero precisas, que se abren y forman un “Canal”; otras, en su equilibrio perfecto, evocan una “Balanza”; algunas, a veces se redondean, y otras, se alargan; una pende del techo, otra se adosa a la arquitectura. Pero siempre, en cada una de estas circunstancias, el material se revela en toda su belleza natural. De esta manera estas “formas esenciales”, cada vez más abstractas, más volumétricas y de mayor tamaño, se simplifican al máximo para hacer visible la condición natural de ese material que las hace posibles.
Así, a través de su oficio, Teresa Sánchez, mantiene una constante filiación con la naturaleza, y como lo anoté, no a través de la apariencia, sino a través de la esencia del material utilizado que sólo se revela en esas formas despojadas de artificio, o lo que es lo mismo, en esas “formas esenciales” que son las que permiten que la madera se manifieste de acuerdo a lo más puro y acendrado de su ser: acorde a su inherente esencia natural.
Marta RodríguezProfesora de Artes, Universidad Nacional de Colombia