Fluidez Orgánica - 2010

EL RÍO
10 x 700 x 65 cm
Madera Amarillo Comino
2006
FLUIDEZ ORGÁNICA
Eduardo Serrano
La obra de Teresa Sánchez ha tenido una trayectoria sui géneris dentro del panorama artístico nacional. Su trabajo comenzó- por allá en los tiempos de Salón Atenas- basado directamente en la geometría y haciendo uso de colores fuertes. Paulatinamente, sin embargo, su obra fue tornándose cada vez más sobria y más sutil, hasta llegar a la simplicidad formal y la complejidad conceptual que caracteriza su producción más reciente.
Pues bien, la exposición que presenta actualmente en la Cámara de Comercio de Bogotá es claramente representativa de sus propósitos y motivaciones; tanto de los de siempre, como de los de ahora. De los de siempre, porque son trabajos en los cuales permanece su interés en la madera como material consonante con sus propósitos y porque detrás de la sinuosidad de sus formas se alcanza a vislumbrar cierta ascendencia geométrica. Y de los de ahora, porque son trabajos que se sitúan en un punto intermedio entre la escultura y la instalación, y que buscan trascender los valores del oficio y la originalidad para ubicarse en un terreno de alusiones y referencias que se extienden más allá de su formato físico.
Su trabajo es obviamente escultórico puesto que consiste en piezas tridimensionales elaboradas con técnicas tan antiguas como la talla en madera, y porque al sintetizar formas orgánicas hasta convertirlas en algo muy próximo a la abstracción, de todas maneras continúa representando la naturaleza, aunque de una manera más conceptual que real. No obstante, su obra puede asimilarse igualmente con la práctica artística de la instalación, puesto que su distribución en el espacio conforma con frecuencia una especie de entorno o de ambiente en el cual no sólo habitan sus planteamientos escultóricos, sino la misma artista, y dentro del cual puede moverse el observador motivado para reflexionar acerca de la naturaleza, de su fluidez, su armonía, aunque también de sus riesgos y vulnerabilidad.
Sus obras –desde siempre- han involucrado el espacio aledaño puesto que han sido compuestas por diferentes piezas. Pero más recientemente sus trabajos han comenzado a involucrarse de manera más expedita en el espacio real, en el espacio de la vida, y por ende en el espacio de hoy, un espacio cada vez más árido, vulnerado, violado en todas las acepciones en las que el término es concebido en la actualidad: espacio íntimo, público, urbano, geográfico, físico, aéreo...
Es decir, las implicaciones y referencias de sus obras trascienden sus propias formas para aludir a hechos, circunstancias o situaciones más allá de su presencia física, en clara concordancia con las peculiaridades del arte contemporáneo Y así lo corrobora la cálida fluidez de su producción, en la cual no se han producido nunca giros forzados ni tramposos sino que la trama y la forma se han desarrollado con fluidez orgánica, imbuyendo al observador con un ánimo proclive a la naturaleza, como también sucede, guardando las distancias y la escala, con la arquitectura conocida como orgánica con la que comparte además el propósito de encontrar formas particulares que tiendan hacia formas múltiples.
Su trabajo sigue siendo estricto, y puro como era prioritario en el arte de hace algunos años, pero su trabajo es también enfático y elocuente acerca de valores y actitudes que implican tomar partido por el mundo y por la vida, y en ese sentido no puede ser más coincidente con las prioridades de esta época
Eduardo Serrano